A nivel funcional, PVM está implementado bajo una arquitectura cliente-servidor. Cada nodo ejecuta un demonio2.8 (pvmd) que es el servidor, y se encarga de arbitrar los recursos del nodo y comunicarse con el resto de los nodos para formar la máquina virtual.
Los clientes son los programas de usuario, que hacen uso de las facilidades de PVM para aprovechar la máquina virtual. Una aplicación para PVM se compone de uno o más programas secuenciales, normalmente escritos en C o Fortran, que realizan llamadas a las funciones de biblioteca de PVM. Cada programa corresponde a una tarea de la aplicación.
Para ejecutar una aplicación, el usuario debe iniciar el demonio PVM en cada nodo, e indicar al sistema PVM cuáles nodos formarán parte de la máquina virtual. Una vez configurada la máquina virtual, se invoca al programa inicial de la aplicación. Este programa se encarga de iniciar las demás tareas que componen la aplicación. Eventualmente se tiene una colección de tareas que se encontrarán realizando cálculos localmente e intercambiando información por medio de llamadas a las funciones de PVM para resolver algún problema.
De acuerdo a esto, PVM incluye dos componentes de software esenciales: el demonio pvmd, y un juego de bibliotecas que proporcionan funciones para paso de mensajes.
PVM proporciona los siguientes tipos de funciones: